CONTRA EL ESPÍRITU DE JEZABEL. II

Hace unas semanas en una opinión muy personal les compartía mi sospecha sobre un espíritu Jezabelico en contra de la nación, creía estar loco, pero ahora confirmo que no, les comparto este texto emitidos por una de las Iglesias de Guatemala.

Léanlo hasta el final y pensemos en que podemos colaborar.

(a propósito del divorcio de la pareja presidencial)

Introducción.

Si entendemos, por lo que nos enseña la Palabra de Dios en Heb 11:3, que lo que se ve (natural) es resultado de lo que no se ve (espiritual), entonces el divorcio de la pareja presidencial, que ya de por –sin la dimensión espiritual— tiene implicaciones sumamente graves, toma una dimensión diferente a un simple divorcio.

Para entender todas las dimensiones del tema, principalmente la espiritual, necesitamos entender algunos otros pasajes de la Palabra. Cuando Dios creo a Adán y lo puso en el Edén –el Espíritu de Dios gobernaba sobre Adán, Gen 2:15-17—la tierra tenía bendición, pero cuando Adán obedeció a la serpiente (el diablo) y entregó la autoridad que había recibido sobre la tierra al diablo, entonces la tierra recibió maldición –espinos y cardos— (Gen 3:17-18). El espíritu gobernante sobre la autoridad humana –en ese entonces Adán—incidía en la bendición o en la maldición sobre la tierra.

Prov 29:2, de una manera más explícita, nos enseña que cuando los justos –sobre quienes está el Espíritu de Dios—dominan, la ciudad es engrandecida, en tanto que cuando los impíos –sobre los que está operando un espíritu contrario– lo hacen, la ciudad es trastornada, esto nos habla de que la dimensión espiritual –Espíritu de Dios, o espíritus demoníacos operando sobre los gobernantes— influyen en la situación de una nación.

También el Sal 133:1-3 nos enseña que la bendición –el oleo, el rocío– inicia en la cabeza, y por otros pasajes de la Escritura sabemos que cabeza es el sinónimo de autoridad. Entonces, a través de la autoridad más alta sobre una familia, un grupo o una nación, entra la bendición a ese grupo –si sobre esa cabeza opera el Espíritu de Dios–, y lo contrario también es cierto: la maldición también entra por la cabeza si sobre esa cabeza opera un espíritu contrario al Espíritu de Dios.

Otro pasaje en este sentido es el Sal 33:12: cuando el Nombre de Jehová –su autoridad, su carácter, su poder, etc.—es invocado –reconocido como autoridad– sobre una nación, esa nación es bienaventurada –dichosa, próspera, en paz, justa, etc.–. En este caso, lo contrario también es cierto, es decir, que cuando sobre una nación no es invocado el nombre de Jehová, entonces esa nación recibe maldición.

Finalmente, en Ezeq 28:1-19 encontramos una confirmación adicional a lo anterior. En los versículos del 1 al 10, la Palabra se refiere al príncipe de Tiro que es una persona de carne y hueso (“siendo tu hombre y no Dios”) con características específicas, pero del versículo 11 al 19, la Palabra se refiere al rey de Tiro, un espíritu (“querubín grande y protector”) que manifiesta las mismas características generales del príncipe, y note que el príncipe humano tiene una categoría menor que el rey espiritual, lo que indica claramente que está sujeto a su autoridad, a su influencia, a su control.

Por todo lo anterior, podemos deducir que tanto el presidente como su esposa están, consciente o inconscientemente –y quisiera pensar lo último–, bajo la operación de un espíritu que no solo quiere operar sobre las vidas de ellos sino sobre la vida de la nación.

El espíritu detrás del divorcio de la pareja presidencial.

En primer lugar, siendo el divorcio contrario a las enseñanzas de Dios en Su Palabra (Mat 19:1-9), es evidente que la pareja presidencia no está operando bajo el espíritu de Dios sino bajo otro espíritu contrario a Dios.

Adicionalmente, principal, pero no exclusivamente, por las declaraciones de las dos personas involucradas y algunas otras personas cercanas a ellos, el divorcio no es por adulterio ni por falta de amor, sino para viabilizar la candidatura principal de la esposa, inhabilitada por las leyes del país para ello. Ello implica que el divorcio es para viabilizar –mediante una simulación o divorcio fraudulento– la transgresión de la ley y tener acceso al poder. A ello se suma que este divorcio fue realizado bajo una ley de “divorcio express o divorcio rápido” recientemente aprobada, lo que evidencia la manipulación del poder y la ley en beneficio propio.

Otros argumentos que se están utilizando para justificarlo son: que la esposa se está sacrificando por el país y que se está divorciando de su esposo para casarse con Guatemala, y además para garantizar que la ayuda a los pobres continúe y se multiplique, argumentos que tienen un más alto componente de emocionalidad que de racionalidad (en primer lugar, no se puede casar con un país, y en segundo lugar, nadie puede garantizar que los programas tengan continuidad ni se incrementen. Ello depende de consideraciones presupuestarias, de cuestiones de legislación, y aún de que la señora, si llega a gobernar, no cambie de opinión como sucede frecuentemente con los políticos, además de otras cuestiones que no dependen solamente de una elección ni de la voluntad de la persona que gobierne.

Por el otro lado, el argumento de la suspensión de los programas de ayuda social, es un argumento que busca causar temor.

Por otro lado, el jefe de campaña de la señora manifestó en una entrevista de prensa aparecida en “El Periódico” del 22 de marzo del 2011, que en la política no hay moral, lo que implica entonces, que el espíritu operante detrás de ello también tiene la característica de inmoralidad.

De lo anterior, podemos deducir que el espíritu que está operando detrás de este divorcio es un espíritu con por lo menos cinco características que nos facilitan su identificación:

 

Ø  Uno contrario a Dios.

Ø  Simulador, fraudulento, falseador de la ley.

Ø  Búsqueda de poder.

Ø  Manipulación emocional.

Ø  Temor.

Ø  Inmoralidad.

 

Esas características corresponden a lo que nos enseña la Biblia acerca del espíritu de Jezabel en 1 Rey 16:29-33, 1 Rey 19:1-3 y 1 Rey 21:5-11.

Jezabel era adoradora de Baal –de hecho su nombre significa, esposa de Baal–, un dios falso, contrario al Dios vivo y verdadero, y el casamiento de ambos fue una cuestión de intereses políticos comunes. Como resultado de ese matrimonio, tanto el rey de Israel como el pueblo fueron desviados de la adoración a Jehová, el Dios Vivo y Verdadero, hacia la adoración de Baal y Asera. Para ello, Jezabel, en un plan maquinado desde antes del matrimonio, llevó consigo a la corte de Israel a 450 profetas de Baal y 400 profetas de Asera (1 Rey 16:31-33, 1 Rey 18:19).

Cuando Acab su esposo quiso comprar la granja de Nabot y no lo logró porque éste último no estuvo dispuesto a vender, entonces Jezabel ideó un plan –maquinó— para que mediante la conspiración y la ayuda de autoridades de menor rango que su esposo –los ancianos y los principales de la ciudad—y con usurpación y fraude, torció la ley para conseguir el objetivo de darle la granja a su esposo (1 Rey 21:5-11) lo que además implicaba inmoralidad.

Por el otro lado, en el mismo incidente, manipula las emociones de Acab cuando le pregunta que si él no era el rey de Israel (como diciéndole, tú puedes hacer todo lo que quieras, tienes la autoridad para ello), y lo incita a levantarse, comer y alegrarse porque ella le daría la vida de Nabot, que se había opuesto al rey, y con ello también la granja. También manipula las emociones de Elías, quién después de vencer, por la intervención de Jehová, a los 450 profetas de Baal, le envía una amenaza de muerte, generadora de temor, y Elías huye del lugar (1 Rey 19:1-3).

 

Las implicaciones naturales y espirituales del divorcio.

En lo natural, las implicaciones del divorcio son:

Por la posición de máximo liderazgo del país que ellos ostentan, y estando a la vista de todo el país, envían el mensaje a la población de que si el matrimonio y la familia, de la cual el matrimonio es el fundamento, constituyen un estorbo para el logro de las metas personales, pues se puede prescindir de él mediante un divorcio.

 

Siendo que la familia es la célula básica de la sociedad, la cual ya se encuentra deteriorada por la cantidad de matrimonios divorciados y uniones de hecho destruidas, el debilitamiento de la sociedad se hace mayor, con sus consecuencias sobre las áreas de salud emocional y física, pobreza, delincuencia, etc., que son, en la mayoría de los casos, productos derivados de las disfuncionalidades de las familias. La fortaleza de la familia, sin lugar a dudas, es la mejor y mayor de las contribuciones a la justicia social. De hecho, los organismos internacionales reconocen que los más pobres entre los pobres son las familias donde la mujer es jefe de hogar. El mensaje que la pareja presidencial acerca de la búsqueda de la justicia social a través de los programas que dicen defender, se destruye con el divorcio de la pareja presidencial que debilita el núcleo de la justicia social que es la familia.

Por otro lado, si la justificación que se esgrime para burlar la ley y para el ejercicio del poder es el de que en la política no hay moralidad, entonces con qué derecho se puede exigir cumplimiento de la ley en las demás actividades humanas y en las demás personas. El mantenimiento de la moralidad es el motor del cumplimiento de la ley. La Palabra de Dios (Rom 13.1-7), y todas las Constituciones de los países, expresan claramente que las autoridades deben castigar al malo y premiar al bueno, lo que implica que en la política –el ejercicio de la autoridad– es fundamental y básico, el reconocimiento de lo bueno y de lo malo con absoluta claridad –ese es el objetivo de la ley–, y que la primera persona que debe reconocer ambos extremos es la que está en autoridad para poder ejercerla de manera adecuada.

En lo espiritual, las implicaciones son:

Si ese espíritu triunfa en sus intentos de acceder al poder, es predecible que en los próximos cuatro años se incrementen los niveles, ya precarios, de violación de la ley e impunidad e igualmente crezca el número de hogares desintegrados, mujeres jefes de hogar, niños abandonados, y disfuncionalidad social que se traduce en incremento de los problemas sociales: pobreza, enfermedad, transgresión social, drogadicción y alcoholismo, inmoralidad sexual, etc.

No sería tampoco remoto que hubiera persecución, por lo menos solapada, contra la iglesia y sus autoridades, y una inducción de los creyentes más débiles, a otras formas de culto diferentes a los cristianos, principalmente porque es sabido el apoyo de la pareja presidencial a las religiones mayas de las cuales el presidente es “sacerdote” o chamán, además de que estas se han infiltrado, como nunca antes, en las esferas gubernamentales. Y seguramente, de ello no estarían exoneradas las otras religiones existentes en el país. No sería entonces remoto que se violara el derecho a la libertad de culto consagrada en la Constitución de la República.

Igualmente es predecible que se pueda incrementar la manipulación emocional y el temor desde las esferas gubernamentales para acallar a la oposición, incitando a una parte de la población en contra de otra, lo cual incrementaría la división existente en la nación, y la conflictividad nacional, lo cual ya de alguna manera, se está produciendo.

Finalmente, es interesante también observar que la última alusión que se hace al espíritu de Jezabel es respecto a una falsa profeta que inducía a sus seguidores a la inmoralidad y a la fornicación. Viendo las tendencias en el mundo, no sería extraño que si ese espíritu se establece en los lugares más altos de autoridad de la nación, no promueva desde allí, así como está promoviendo el divorcio y la injusticia social, a través del sistema educativo y orientado hacia los niños y adolescentes, el matrimonio homosexual, el aborto, la promoción de la homosexualidad, las relaciones sexuales adolescentes, etc., problemas que ya de por sí se dan en el país pero que se podrían incrementar sustancialmente por la operación de este espíritu, con sus repercusiones sobre el futuro de la próxima generación (ver Jue 2.10-15).

 

¿Qué hacer?

Siendo que este es un problema que se da en los dos niveles, el natural y espiritual, y siendo que la Iglesia del Señor Jesucristo es la única institución existente sobre la faz de la tierra que tiene autoridad dada por Dios en los dos niveles de la realidad (Mat 16:18-20), es preciso que accione, con la dirección de sus ministros (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros –Efe 4:11–) en ambos campos simultáneamente.

Para ello es imprescindible que la Iglesia retome la responsabilidad que el Señor le ha otorgado como “columna y baluarte de la verdad” (1 Tim 3:15) y sobre el bienestar de la nación y salga de su indiferencia, pasividad y asilamiento del resto de la sociedad (Est 4:13-16, Est 8:6, 2 Cro 7:14, Mat 28.18-20), y cumpla con el propósito que Dios le asignó de redimir toda la creación (Rom 8:19-21) y de llenarlo todo (Efe 1:21-23) para transformarlo todo (Mat 13:33).

Estrategias en lo espiritual:

Reconocer que nuestra lucha no es contra carne y sangre (personas) sino contra huestes espirituales de maldad en los lugares celestes (espíritus demoníacos), (Efe 6:12). Por el presidente y su esposa necesitamos tener compasión y misericordia, pero una lucha implacable contra el enemigo de sus almas, el Espíritu de Jezabel.

Atar, ligar, y echar al abismo, al espíritu de Jezabel que se trata de instalar en Guatemala (Mar 16:17).

Orar por las autoridades del país, para que el velo que los mantiene cegados para que no les resplandezca la luz del Evangelio (2 Cor 4:4), se caiga y ellos se arrepientan y se conviertan de sus malos caminos y se vuelvan de todo corazón a Dios (1 Tim 2:1-4), y dejen de operar bajo la influencia del espíritu de Jezabel.

 

Clamar para que el próximo gobierno sea un gobierno de personas justas, temerosas de Dios, que puedan engrandecer y no trastornar la nación (Prov 29:2, Deut 17:14-20).

 

Estrategias en lo natural:

La Palabra de Dios nos enseña que las armas de nuestra guerra no son carnales sino espirituales (la Palabra) para la destrucción de fortalezas y argumentos que se levantan en contra de la Palabra de Dios, llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2 Cor 10.4-6). En consecuencia, cada pulpito debe ser utilizado para defender la integridad del matrimonio, el respeto a la ley en todos los ámbitos de la vida, incluyendo la política, y para enseñarle a la población los parámetros de Dios para los gobernantes, de tal manera que elijan con sabiduría y de acuerdo a la voluntad de Dios, y no llevados por argumentos emocionales, temor a perder beneficios, falsas promesas y discursos demagógicos. A que consideren, por sobre todo, el testimonio de vida y carrera de cada uno de los candidatos y a que elijan al más idóneo según la dirección que Dios les dé.

Las autoridades de la Iglesia (A.E.G. y C.A.) y de las denominaciones deberían encabezar todos estos esfuerzos de una manera decidida y comprometida, de la misma manera que Elías se enfrentó a Jezabel y Acab. El Espíritu de Elías, de hecho, está disponible en este tiempo para todo aquel que lo requiera (Mal 4:5-6).

Est 8:6. “Porque ¿cómo podré yo ver el mal que alcanzará a mi pueblo? ¿Cómo podré yo ver la destrucción de mi nación?”

Fuente:  http://www.reyesysacerdotes.net/